La crisis económica es una parte del problema.

Nuestros problemas económicos empezarán a solucionarse de una forma eficaz, cuando nos demos cuenta que este problema económico se enmarca en una crisis institucional, social, cultural y (¿por qué no decirlo?) religiosa, en total una crisis de identidad.

Puede parecer mentira. Pero creo que el problema económico que tenemos entre manos no es muy grave, por ahora. La crisis grave viene de la corrupción política y social, esa es más difícil de solucionar (falta gente comprometida y sincera).

Otro problema viene de la falta de una justa delimitación del campo de acción de las religiones, las ideologías y el Estado, así como la falta de definición de los límites de los componetes del Estado (Gobierno central, autonomías, ayuntamientos, gobiernos, legisladores y jueces).

De esta crisis saldremos, si el Estado cumple con sus funciones (hacer valer las leyes), y la sociedad (incluidos los políticos) cumple las suyas (fortalecer la fe, utilizar la cabeza, y hacer valer los principios morales mediante el trabajo).
Para coseguir esto hace falta un diálogo sincero, racional y constructivo.
Naturalmente, ésta es una opinión (no es infalible), y puede ser discutida si alguien tiene mejores argumentos.